En el Frozen Macedonia

Tal y como lo había prometido, Neena Musil apareció el lunes con un nuevo palo de hockey. A pesar de que era idéntico a aquel que había roto, para Jean no era lo mismo. No era su primer palo, no era el que había elegido entre tantos otros y no era el que había pagado, centavo a centavo, con su propio dinero. Por otro lado, no podía dejar de molestarse cada vez que recordaba la poca importancia que Neena le había dado al incidente.
Como si eso fuera poco, el mismo lunes había discutido con Anne porque su amiga no entendía que siguiera enojada. La había sermoneado delante de la propia Neena Musil y la había acusado de exagerada, por lo menos, unas cinco veces. Jean y Anne jamás habían discutido y, desde el punto de vista de la primera, ese era el peor momento para estar enfadadas.
Repasaba todas las cosas que la importunaban el sábado a la mañana, sentada en el banco de suplentes, viendo a sus compañeras disfrutar del último partido del año, frustrada porque sabía que, bajo ningún concepto, entraría a suplir a ninguna de las demás.
Como todos habían vaticinado, el equipo de la St. Ameus School ganó. Había sido un encuentro bastante reñido, pero, cerca del final, había logrado anotar los dos puntos que le aseguraron la victoria. Jean celebró junto con Bess y el resto de sus compañeras, e incluso recibió una fraternal palmada en el hombro de parte de la profesora Stonehill. Anne no había ido a presenciar el partido. Una vez que todas se hubieron duchado y saludado a sus familias, salieron juntas a tomar algo para festejar. Cada vez que estaba excepcionalmente feliz, la entrenadora les convidaba una ronda de yogurt helado con frutas.
Llegaron a Frozen Macedonia, su negocio predilecto de helados, media hora después. Jean estaba decidiendo el sabor de su yogurt y qué frutas usaría como topping, cuando vio pasar por la puerta a Neena y Anne. Olvidándose por completo del equipo de hockey, se acercó a ellas lentamente.
- No se alarmen, vengo en son de paz- dijo al notar un dejo de preocupación en los rostros de las otras dos.
- Nos enteramos de que ganaron los Intercolegiales- comentó Anne con timidez.
- Ah- fue lo único que atinó a decir Jean.
- La red social del colegio desborda de publicaciones al respecto- agregó Neena esbozando una sutil sonrisa-. Así que… felicitaciones.
- Mmm…- Jean iba a responderle que, en realidad, como no había podido jugar en el partido, no había tenido parte en la victoria de su equipo. Pero sabía demasiado bien que decir eso le causaría más problemas con Anne, así que se limitó a mascullar:- Gracias- y las invitó a unirse a las demás para continuar con los festejos. Terminaron de hacer sus pedidos y Jean ocupó su asiento al lado de Bess, mientras que las otras dos se sentaron en la mesa contigua.
- ¿Quién es la chica que está con Anne?- le preguntó Bess, que ya estaba por la mitad de su vaso de yogurt natural helado con frutillas y cereales.
- Neena Musil; ella es de quien te hablé la semana pasada- explicó Jean, hundiendo su cuchara en el yogurt de maracuyá con trozos de ananá y cerezas.
- ¡Así que tu eres la nueva que rompió el palo de hockey de Jean!- exclamó Bess.
El resto del grupo se sumió en un repentino silencio.
- ¡Bess!- le reprochó en un siseó Jean. Casi podía ver latir una vena en la frente de la profesora Stonehill.
En tanto Anne se mordía la lengua para no sermonear allí mismo a su amiga, Neena mantuvo su sonrisa -que a esa altura era evidentemente forzada- y dijo:
- No pasa nada. Sí, yo lo rompí. Pero lo repuse, y espero que Jean pueda participar en todos los partidos del próximo torneo.
- Sí, eso será posible siempre y cuando se mantenga alejada del equipo- bromeó Bess en voz baja, para que sólo Jean la escuchara.
- Vamos, Neena- saltó Anne, hablando más alto de lo necesario-. Casi olvido que mi madre me pidió que lleve un kilo de helado para el postre de esta noche.
- Tu madre no mencionó nada sobre…
- Lo dijo antes de que llegaras, Neena- la interrumpió.
- ¿Qué va a cocinar tu madre?- curioseó Jean.
- No le pregunté- replicó Anne con expresión insondable.
Y, sin decir más, ella y Neena se marcharon rápidamente. Jean pudo ver que la alumna nueva se detenía en el mostrador, pero Anne había abandonado Frozen Macedonia sin hacer ningún pedido.
- No te preocupes, Jean- le dijo Bess minutos después, llevándose a la boca la última cucharada de yogurt y apartándose un enrulado mechón de pelo del rostro-. No vamos a dejar que se olvide pronto de que te arruinó el mejor partido.
- Eso me temo- respondió la pelirroja, pensando que hacer las paces con Anne iba a ser más complicado de lo que originalmente había creído.

Comentarios

  1. :)me encanta. podes tardar menos en publicar? jaja

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    1. Jajaja las semanas ya van a empezar a pasar lo suficientemente rápido

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