De repente

Hace un par de años, yo tenía un Fotolog (o Flog, como se le decía). Nunca lo cerré, pero aplico el tiempo pasado porque ya no lo uso. La verdad es que lo abrí para subir fotos y escribir pavadas, mayormente chistes internos que teníamos con algunas amigas. Si tengo que ser completamente honesta, Fotolog fue una de mis "obsesiones". Llegué a tener cinco... si no me equivoco. El que más usaba estaba dedicado pura y exclusivamente a The Beatles. También había uno que habíamos abierto con una amiga, y nos referíamos a nosotras mismas con seudónimos (creíamos que íbamos a formar una banda, y hasta nos habíamos inventado nombres artísticos). Durante los años de secundario, escribí un diario al que llamé Fotomontaje, destinado a relatar diversos bloopers que sucedían dentro y fuera del salón, y donde figuraban los eventos más importantes del año. Así que, naturalmente, Fotomontaje también fue motivo de un Flog. Ya llevo tres, ¿verdad? El cuarto lo habíamos creado con mis compañeros del Taller de Canto; en él compartíamos fotos de las Muestras y publicábamos las fechas de los próximos shows. El último, pero no menos importante, era mi Flog personal.
Su origen fue similar al de los demás. Lo nombré como la que solía ser mi canción preferida de Paul McCartney, pero estaba repleto de contenido mucho más banal. El punto de inflexión fue cuando una persona a la que yo quería mucho me convirtió en una versión terriblemente patética de mí misma. Recuerdo que me pasaba todas las noches escribiendo textos desesperados sobre corazones rotos, engaño y abandono. Hoy en día leo todo eso y me da una vergüenza indescriptible (razón por la cual no estoy compartiendo la dirección con todos ustedes). Unas cuántas publicaciones deprimentes más tarde, me di cuenta de que la vida sigue y que tenía que dedicarme a escribir cosas un poco más alegres si no quería que el bendito Fotolog acabara con mi vida. Así que empecé a reflexionar sobre distintos aspectos de ésta, y llegué a estar en paz con muchas cosas que nunca me había planteado hasta ese momento.
Estoy absolutamente convencida de que mi Flog no tenía mucho público. Porque, la verdad, ¿quién querría leer sobre problemas ajenos cuando ya es lo suficientemente complicado ocuparse de los propios?
Cuando entré al Taller de Canto, tenía alrededor de dieciséis años. Era la integrante más joven, y la persona que me seguía tenía el doble de mi edad o más. Así que, básicamente, era la nena. De más está decir que todos mis compañeros me cohibían (era una época en la que no me parecía prácticamente en nada a mi yo actual). En particular, había una que me hacía sentir ínfima. Ese tipo de persona que no necesita abrir la boca para ganar tu respeto, porque con su porte alcanza. Sin embargo, cuando sí la abría, y cantaba, me erizaba la piel. Nunca había escuchado cantar así, con tanto sentimiento, tanta pasión, tanta confianza y vulnerabilidad al mismo tiempo. Y se notaba que ella sabía que era genial. Su nombre era -y sigue siendo- Pato.
Como suele suceder, las apariencias y las primeras impresiones son algo engañosas. Después de un tiempo, trabé amistad con la mayoría de los miembros del Taller, incluida Pato. Muchas veces nos sorprenden las personas menos pensadas (supongo que por eso son sorpresas, mmm). Pato resultó ser más humilde de lo que esperaba, la mitad de segura de lo que creía y el triple de sensible de lo que había asumido al principio. No muy seguido uno da con gente dispuesta a abrirse y compartir pensamientos, inseguridades y filosofías, tanto como a escuchar pensamientos, inseguridades y filosofías.
Pocas veces me sentí tan cómoda hablando con alguien. Creo que lo que convertía las charlas que teníamos en especiales, era el sólo hecho de saber que del otro lado había alguien a quien le importaba lo que decía la otra. La gente puede caer en el error de pensar que aquellos que fueron bendecidos con un gran talento ignoran olímpicamente los intereses de los demás. Esa gente nunca conoció a Pato.
Cuando finalmente abandoné mi período azul y empecé a escribir mis reflexiones, sacando a mi familia, Pato fue la única que me hizo saber que lo que yo escribía tenía significado. Que mis palabras no iban a caer en el olvido, porque ella las iba a recordar. Esta mujer que contaba con un talento tan increíble como para hacer lo que se le cantara con él y no preocuparse por nadie más, tranquilamente pudo haber pasado por alto todas mis cavilaciones aleatorias; y, en cambio, siempre se tomó el tiempo para alentarme a seguir escribiendo.
Me acuerdo que, por aquella época, empezamos a usar mucho la frase "de repente". Creo que era el título de su segmento dentro de una de las Muestras; acá la memoria me falla un poco. Qué apropiadas esas dos palabras. De repente. Muchas cosas pasaron de repente por aquél entonces. Nada de lo que sucedió viene al caso, ni yo soy quién para juzgar; así que no voy a entrar en detalle.
El 22 de este mes, fue el cumpleaños de Pato. Honestamente, no tengo ni idea de cuántos años habrá cumplido; pero, como todos sabemos, a las divas no se les pregunta la edad.
"De repente" puede significar muchas cosas. Algo que sucede de repente es algo inesperado, repentino, súbito. Algo que sucede de repente nos descoloca; es como si diversos acontecimientos poco convenientes hubieran planeado una emboscada y hubieran determinado saltar dentro de nuestro camino en el peor momento. Algo que sucede de repente también es algo que rompe con la rutina y llega para recordarnos que la vida tiene miles de caras que todavía desconocemos. Algo que sucede de repente además nos puede dibujar una sonrisa, nos puede robar un beso, nos puede llevar al silencio, al llanto o al éxtasis.
Algo que sucede de repente es impredecible, pero predecible. Como ya establecí en publicaciones anteriores, no soy el tipo de persona que cree en las casualidades. Nada es casual, nada sucede porque sí; y todo presente es resultado de decisiones tomadas en el pasado. Todo lo que sucede "de repente" nos sorprende porque estamos distraídos y ocupados pensando en las decisiones de hoy, a las cuales tendemos a considerar más importantes que las de ayer. Confuso como pueda sonar, de no ser por las decisiones de ayer, no estaríamos tomando las decisiones de hoy. Siendo así, lo que en el momento interpretamos como mala suerte, puede convertirse en el cambio más afortunado.
De repente, la carrera que habíamos elegido resultó no ser la que iba a hacernos felices y la dejamos... sólo para descubrir cuál es nuestra verdadera vocación. De repente, nos sentimos marginados en todas partes, no nos sentimos identificados con las personas a las que conocemos y, con algo de miedo, nos arriesgamos a incursionar en nuevos círculos sociales... sólo para finalmente encontrar un grupo al que siempre vamos a sentir que pertenecemos. De repente, llega el momento de abandonar algo querido, puede ser por decisión propia o no, y nos vemos obligados a cambiar de ámbito... sólo para encontrar nuestro lugar en el mundo. De repente, perdemos oportunidades que parecen enormes... sólo para comprobar que, comparadas con las actuales, en realidad eran mínimas. De repente, tenemos que separarnos de nuestro amor de verano... sólo para encontrar al amor de nuestras vidas.
El cambio casi nunca es fácil; por algo "alteración" es uno de sus sinónimos. Pero, como todo, depende de nuestra determinación para convertirlo en algo positivo. Dejar de dar batalla no es una opción, porque nunca, jamás hay que dar la vida por perdida. Podemos perder la vida tal y como la conocemos, pero eso no significa que sea imposible construir un mañana espectacular. Las personas que nos rodean nos modifican, pero los únicos con el verdadero poder para definirnos somos (a que no se lo esperan) nosotros.
Si hay algo que tengo que envidiarle a Pato, no es su voz; sino su voluntad, su fuerza. Ella es una genuina luchadora, una guerrera. Realmente admirable. Ojala la conocieran. Bueno, ¡tal vez la conocen, nunca se sabe!
Ahora te escribo a vos, Pato. Ojala hayas llegado hasta el final sin aburrirte. No es como las reflexiones que solía escribir, pero espero que igual te haya gustado. Te deseo un feliz cumpleaños atrasadísimo... ¡después de más de 900 saludos, uno más no hace nada! Sé que no estoy tan presente como debería, pero quiero que sepas que siempre me acuerdo de vos, sobre todo cuando escribo o cuando escucho buena música. Hace un tiempo te dije que me ponía muy contenta verte sonreír. Teniendo eso en cuenta, y todo lo que estuviste logrando estos últimos años, no sé si podrás darte una idea de lo feliz que me siento por vos. Creo que estás viviendo el sueño que a muchos les gustaría vivir: trabajar de lo que te apasiona. Seguramente escuchaste esto miles de veces, pero te lo voy a decir igual, lo merecés todo. Merecés el reconocimiento, las oportunidades, los aplausos, el apoyo, la alegría, todo. Espero que este nuevo año sea tantas veces como años hayas cumplido mejor que el anterior. Que sigan los éxitos.



PS ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Comentarios

  1. Uy Alda!!!!!..si que este es un regalo que aprecio y valoro mucho!!!..y es una satisfaccion leerte, sabiendo que tanto cuando eras una niña..como ahora, seguis siendo una mujer hecha, y derecha...y que tus silencios..han sido tan valiosos como tus tantas palabras que noche a noche leia, compartia y tomaba como consejos en ese Fotolog!!, en particular me han servido de mucho. Tendrias que haber sido psicologa tambien..aun no viendonos desde hace mucho..tus palabras en mi presente, me identifican y me alegraron mucho. Estos dias, asi, "de repente" , me estan pasando cosas con respecto a ese reconocimiento del que hablas..que siguiendo con mi manera de ser y de pensar, no tienen que ver con el "exito", ni la fama , ni egos, sino, con mi persona. Recuerdo "aquella" epoca de la que hablas..con mas alegrias que tristezas...y reconozco que sin ese pasado, hoy no tendria el presente que tengo, y que nada es casualidad, y nadie se cruza en la vida sin una razon, aunque se tarde tiempo en revelarse esa razon. Tenes una sensibilidad especial para transmitir tus pensamientos y reflexiones y la capacidad de ser objetiva en los mismos, a la vez, de ser de las pocas personas a las que no escuche criticar ni hablar mal de nadie. Un ser muy valioso, que crecio y hoy, me agasaja con sus palabras. Un honor que me hayas dedicado tambien tu tiempo. Vos tambien te mereces lo mejor!!!!! Pato.

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