Los Hart

Si algo tenían en claro los habitantes de Zedoha era que los Hart no eran lo que uno llamaría "normales".
Habían llegado una noche al número 72 de la calle Oserien -o por lo menos eso asumieron todos, porque nadie los vio mudarse. A la mañana siguiente, a dos cuadras a la redonda ya se sabía que había nuevos vecinos.
Si bien tenían buen trato con todo el mundo, nadie los conocía a fondo. Podría decirse que los únicos que tenían alguna certeza sobre los Hart eran ellos mismos.
Todas las mañanas, el señor Hart salía de su casa a las siete y media y caminaba hasta el trabajo. O por lo menos eso asumían sus vecinos; porque ¿con qué otro motivo saldría ataviado con ambo y maletín tan temprano? A la señora Hart casi nunca se la veía fuera de su hogar. Probablemente fuera desempleada, o pudiera darse el lujo de realizar un trabajo freelance. Los Hart eran jóvenes, y todos estaban seguros de que habían recibido una importante ayuda de parte de sus padres para conseguirse una casa. Pero, como los Hart eran tan encantadores, a nadie le importaba demasiado aquel detalle.
En Zedoha, los Hart eran sinónimo de misterio. Por esta razón, a nadie le sorprendió ver a la señora Hart con un bebé en brazos, semanas después de la mudanza, sin haber estado siquiera embarazada. Según habían dado a entender, sus amigos más cercanos habían sufrido un accidente y su hija, cuyo nombre era Jean, había quedado al cuidado de la joven pareja. Estaba más que claro que la pequeña no era cosanguínea de los Hart: mientras que ellos tenían la piel como porcelana y el cabello de un profundo castaño oscuro, Jean tenía una cabellera de flamante color rojo y los ojos redondos y dorados, como brillantes monedas.
Los vecinos se enamoraron de la pequeña Jean tan pronto como lo habían hecho de los Hart, y nadie tuvo el corazón para hacer indagaciones sobre la tragedia. Jean creció como una Hart más, vigilada muy de cerca por los habitantes de Zedoha, que no podían resistir su magnética energía.
Si algo era cierto sobre los Hart era que estaban envueltos por una nube de incógnitas. Pero, después de la llegada de Jean, a nadie más le pareció relevante una nimiedad como esa. Pasado un tiempo, lo único misterioso acerca de los Hart era que no tenían ningún misterio.

Comentarios

  1. Buenísimo Al!!! Felicitaciones!!!!

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  2. Obvio que para entender la tercera parte, debo leer la primera jajaja

    Me gustó y causó intriga, eso es algo genial :) Voy por la segunda parte y ahí también comentaré :D

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    1. Jajaja sí, a veces es buena idea empezar por el principio.

      Gracias, Pablitus! =D

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