Creo que es crónico

No sé muy bien por qué abandoné el blog en esta oportunidad. Para los que todavía no saben, y tal vez les interese, empecé la Universidad. Podría decirse que mi vida tomó un rumbo y, si formás parte de mi familia y estás leyendo esto, probablemente te sientas feliz por mí -porque por fin estoy haciendo algo útil. Finalmente me decidí por estudiar Letras y, aunque no soy devota de la experiencia facultativa, podría decirse que estoy bastante contenta (tal vez recuerden cierta entrada que data de algunos años, donde menciono esta asignatura pendiente).
Pero no es la primera vez que tengo responsabilidades y odio abandonar el blog, porque, créanlo o no, me gusta expresarme. Aunque sólo sea por medio de la palabra escrita. Supongo que empezar una carrera implica un impacto desestabilizante en cualquiera, y voy a asumir que no soy la excepción. La última vez que realicé alguna actividad académica fue en 2007. A partir de 2008, mi espíritu libre tomó el mando y me llevó a explorar otro tipo de pasiones, siempre dentro del marco de lo artístico, porque no podría ser de otra manera. Incluso cuando conseguí ese funesto trabajo que me sacaba de la cama a las cinco de la mañana y me devolvía a las doce de la noche encontraba un momento para dedicarle a la escritura. De forma que no me queda más que concluir que la intermitente actitud abandónica que adopto con respecto a mi blog es, nada más y nada menos, una patología. Crónica.
Actitud abandónica del tipo me-anoto-en-el-gimnasio-y-voy-tres-meses abandónica. O empiezo-una-historia-y-doce-años-después-sigo-sin-terminarla abandónica. O en-mi-mesa-de-luz-tengo-cinco-libros-empezados-pero-no-puedo-terminar-de-leerlos abandónica. ¿Saben qué pasa? Si termino esa historia, si me leo esos cinco libros, ¿qué voy a hacer después? Porque ya tengo un vínculo emocional con esas cosas inconclusas, y terminarlas es erradicarlas parcialmente de mi vida. Sobre el gimnasio no voy a hacer ningún comentario, porque le sucede a todo el mundo.
Aunque es cierto que un blog no tiene necesariamente un final. Me puedo poner dramática y decir que sólo mi final puede ser el del blog; pero en ese caso ni me enteraría de que se acabó, así que no debería ser un problema.
Si forman parte de la población que no tiene un blog, es probable que no sepan que el Escritorio de estas bellezas cuenta con una pestaña dedicada a las estadísticas. Sí, como si fuéramos corredores de Bolsa. Aunque a veces tengo la inquietante sensación de que marca el ritmo cardíaco del blog. ¿Son Sherlock? ¿Ya dedujeron algo?
Terminar mi historia significaría tener que publicarla (no me voy a hacer la que escribo sólo para mí, porque, en ese caso, ¿qué punto tendría escribir en un blog?). Publicarla significaría esperar repercusiones. Las repercusiones no son siempre buenas. Etcétera, etcétera, etcétera.
Pero resulta que vivimos en una sociedad cada vez más competitiva y, para colmo, globalizada. Así que, no sólo nos enteramos de la cantidad de veces que el blog es visitado, sino que también desde qué parte del mundo, qué sistema operativo usaron y usando qué navegador. Hablemos de privacidad... Por lo menos no me dice sus nombres.
La cuestión es que pocas cosas son tan tristes como ver que tu hijo (léase: el blog) está a punto de quedar en banca rota. ¡Y ahora nada escapa estas estadísticas! Recientemente, Tumblr también se unió a la Cruzada de los Gráficos. Y les puedo asegurar que no es un tema de no soportar las críticas; de ser ese el caso, jamás hubiera tomado clases de danza. Pero esas líneas que suben y bajan pueden ser algo adictivas, y sus movimientos, que en teoría sólo marcan la actividad de la página, se convierten en un abrazo o una cachetada.
Todos sabemos que el mundo puede ser un lugar cruel; y en Internet está todo el mundo, así que...
Pero, si estuviera pensando todo el tiempo en cómo van a reaccionar los demás ante lo que voy a decir, si va a caer bien o mal, si van a malinterpretar mi sarcasmo, si van a pensar que no soy cool, lo más probable es que pasaría el resto de mi vida callada... Que fue exactamente lo que me pasó en el Final de Problemas Filosóficos, gracias (por algo estudio Literatura: soy mejor escribiendo que hablando, hello!). En fin.
Por ahora estoy de vuelta, y es probable que vuelva a desaparecer en un futuro no muy lejano, están prevenidos (sí, ustedes, los mismos que entran siempre, aunque no sé muy bien por qué; recuerden que las estadísticas omnipotentes los registran).

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